20/2/05

Antes de Bir Hakeim

Un poco antes de llegar a la estación de Bir Hakeim entre Dupleix y Grenelle, el metro sale a la superfie y las vías describen una curva muy abierta. No es muy pronto: las diez o algo así. Viajamos en el primer vagón y la luz es muy intensa para ser invierno: entra por la cabina del conductor y a través del cristal casi opaco que nos separa del maquinista, se ve ahora la ciudad en tonos verdes. El único viajero que va sentado se refleja en el mismo cristal. No hay nadie más en el vagón. S.F., sin previo aviso, suelta las manos de la barra y comienza a imitar a Apollinaire recitando el Puente Mirabeau. Aún tiene ganas de juerga.
Dice Edmond White que la luz de París es liquida. Hoy, por lo menos, no.

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